15:33 ¿La Solución estará en el Origen? La sola experimentación de esta posibilidad era inconcebible pocos años atrás.
Washington (AP).- Científicos en Maryland están intentando dar con la primera vacuna contra la malaria usando como base al propio mosquito que la propaga, un cambio de enfoque que resultaba inconcebible hace años.
Los métodos de investigación que utilizan los científicos de la Universidad de Maryland son innovadores: Desde cortar la cabeza del mosquito para estudiar a los parásitos que merodean en sus glándulas salivales, a convertir a los insectos en incubadores masivos de la enfermedad para obtener así, y en cada mosquito, el ingrediente clave de la vacuna.
Ambos experimentos suenan radicales y representan el intento más reciente de erradicación de la enfermedad. Los mosquitos sirven para investigar, pero al mismo tiempo los científicos están intentando engendrar nuevos insectos que sean menos capaces de contagiar malaria.
“Se trata realmente de una terapia de genes para insectos”, señaló el doctor David O’Brochta, que dirige el nuevo laboratorio para estos insectos en la universidad y que, con financiación del gobierno, está creando a los nuevos tipos de mosquito.
Una vacuna creada a través de parásitos vivos de la malaria “era algo de lo que uno se reiría hace cinco o siete años”, afirmó el doctor Stephen Hoffman, director ejecutivo de Sanaria Inc.
En la armada durante la década de 1990, Hoffman sometió a irradiación a los mosquitos con malaria para debilitar a los parásitos de su interior. Después, él y sus colegas se sometieron a más de 1.000 picaduras.
Normalmente, los parásitos de la malaria corren hacia el hígado y se multiplican antes de invadir el sistema sanguíneo. Sin embargo, los parásitos debilitados de Hoffman se quedaban inmóviles en el hígado, incapaces de multiplicarse y activando el sistema inmunológico para combatir futuras infecciones.
Todos menos uno de los que sometieron a la prueba de Hoffman, incluido éste, resultaron ser inmunes cuando eran picados por mosquitos infectados con malaria durante los próximos 10 meses.
La cuestión ahora es lograr que esa protección sea incluida en una vacuna de larga duración. Los críticos llegaron a decir que sería imposible lograrlo, señaló Hoffman.
Sin embargo, hace dos semanas y con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos, el primero de unos 100 voluntarios estadounidenses empezó a recibir dosis de la vacuna de Sanaria.
Casi un cuarto de mil millones de personas sufre malaria cada año, de los cuales muere un millón, y la mayoría son niños pequeños de Africa. La especie de mosquitos anófeles dispersa el parásito y las mosquiteras y los insecticidas son la principal protección.
Washington (AP).- Científicos en Maryland están intentando dar con la primera vacuna contra la malaria usando como base al propio mosquito que la propaga, un cambio de enfoque que resultaba inconcebible hace años.
Los métodos de investigación que utilizan los científicos de la Universidad de Maryland son innovadores: Desde cortar la cabeza del mosquito para estudiar a los parásitos que merodean en sus glándulas salivales, a convertir a los insectos en incubadores masivos de la enfermedad para obtener así, y en cada mosquito, el ingrediente clave de la vacuna.
Ambos experimentos suenan radicales y representan el intento más reciente de erradicación de la enfermedad. Los mosquitos sirven para investigar, pero al mismo tiempo los científicos están intentando engendrar nuevos insectos que sean menos capaces de contagiar malaria.
“Se trata realmente de una terapia de genes para insectos”, señaló el doctor David O’Brochta, que dirige el nuevo laboratorio para estos insectos en la universidad y que, con financiación del gobierno, está creando a los nuevos tipos de mosquito.
Una vacuna creada a través de parásitos vivos de la malaria “era algo de lo que uno se reiría hace cinco o siete años”, afirmó el doctor Stephen Hoffman, director ejecutivo de Sanaria Inc.
En la armada durante la década de 1990, Hoffman sometió a irradiación a los mosquitos con malaria para debilitar a los parásitos de su interior. Después, él y sus colegas se sometieron a más de 1.000 picaduras.
Normalmente, los parásitos de la malaria corren hacia el hígado y se multiplican antes de invadir el sistema sanguíneo. Sin embargo, los parásitos debilitados de Hoffman se quedaban inmóviles en el hígado, incapaces de multiplicarse y activando el sistema inmunológico para combatir futuras infecciones.
Todos menos uno de los que sometieron a la prueba de Hoffman, incluido éste, resultaron ser inmunes cuando eran picados por mosquitos infectados con malaria durante los próximos 10 meses.
La cuestión ahora es lograr que esa protección sea incluida en una vacuna de larga duración. Los críticos llegaron a decir que sería imposible lograrlo, señaló Hoffman.
Sin embargo, hace dos semanas y con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos, el primero de unos 100 voluntarios estadounidenses empezó a recibir dosis de la vacuna de Sanaria.
Casi un cuarto de mil millones de personas sufre malaria cada año, de los cuales muere un millón, y la mayoría son niños pequeños de Africa. La especie de mosquitos anófeles dispersa el parásito y las mosquiteras y los insecticidas son la principal protección.
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